Experiencia de Discipulado
Este verano, 80 jóvenes de la RCCE, durante una semana en Rozas de Puerto Real, han vivido una experiencia de discipulado, acompañados por el predicador Yuan Fuei Liao y los miembros del Ministerio Nacional de Jóvenes.
Hemos podido ver con nuestros propios ojos cómo Jesús, como maestro, trabajaba con sus manos la vida de cada uno de estos jóvenes, transformando su corazón y forjando una nueva identidad en ellos, la de discípulos de Jesús. Esto ha sido posible gracias a la docilidad de cada uno de ellos, que han abierto su vida ante Dios y ante los hermanos, saliendo de la barca y caminando más profundo sobre el agua, respondiendo a la llamada que Jesús nos ha hecho de dejarlo todo y seguirle a Él, como sus discípulos.
Ha sido un camino, un camino con Jesús, un camino de discipulado, que nos ha hecho mirar en lo más profundo de nuestro corazón reconociendo nuestra historia. Somos conscientes de que esta transformación no viene de algo externo, sino que está en el interior de cada uno, que nace de la Verdad y de poder vivir en la Libertad que nos da saber que todo lo aprendemos de nuestro Maestro, Jesús. Han sido días de conocerse en la verdad de quien uno es y de donde está, para poder empezar este proceso de transformación. Un tiempo de reconciliación, de desprendimiento, de comunidad, de confianza y docilidad, de dejarse llevar por el Espíritu…
Este curso de discipulado ha sido el impulso que nos alienta a seguir viviendo como esta nueva generación que camina en verdad, primero con uno mismo, y después pudiendo vivir esto en las relaciones y en lo externo, llevados a un caminar en Libertad hacia la tierra prometida, que es Jesús, sabiendo que hemos sido liberados de la esclavitud, del miedo, de la desconfianza, del cumplimiento, de la ley. Llamados a vivir una nueva norma, la ley del amor, de un amor que es libre, incondicional, sobrenatural y rompedor. Y esto es sólo posible a través de una experiencia de discipulado, en la cual se nos revela esta identidad y aprendemos, con Jesús, a vivir conforme a ella. Como verdaderos discípulos de Jesús, llamados a ir cada vez más profundo.