Jornada Mundial de la Juventud 2016
Un encuentro inolvidableHan sido días de bendición, de compartir, de recibir…días de juventud. Antes de la Jornada Mundial de la Juventud, un grupo de más de 100 jóvenes de la Renovación Carismática de toda España pusimos rumbo al Youth International Arise (YAI), un encuentro internacional de jóvenes de diferentes realidades carismáticas. Desde el minuto cero en el aeropuerto de Barajas, la emoción centinela y el fuego del Espíritu invadía cada espacio que pisábamos. Pero ya entonces nos quedábamos cortos de todo lo que Dios nos iba a brindar.
Lo primero de todo, su generosidad a través de las familias de acogida. Nos ofrecieron techo, cama, mucha comida, regalos, historias y sonrisas sin pedir nada a cambio, con el corazón abierto y dispuesto a empaparse de nuestra alegría.
El YAI fue el salto de trampolín que nos preparaba para zambullirnos en el amor de Dios: alabanzas, conciertos, adoraciones, enseñanzas… gente de todas partes del mundo compartiendo lo mismo, levantando las manos, cantando las mismas canciones que nosotros cantamos cuando estamos cada uno en su grupo de oración. Pudimos celebrar la Eucaristía con todos los peregrinos de la Conferencia Episcopal Española en el Santuario Mariano de Chestokova. También tuvimos la oportunidad de visitar Auschwitz, lugar en el que resonaba en nuestro corazón la palabra Misericordia. Después de tantos días de tanta bendición, todavía nos quedaba el plato fuerte: la Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia, con nuestro querido Papa Francisco. Realmente fue el sello de oro para nuestro corazón. Hemos vivido la gran experiencia de la Universalidad de nuestra madre la Iglesia rodeados de millones de jóvenes de diferentes nacionalidades, razas y lenguas. Volvemos a casa con la imagen de la luz de las velas encendidas en el Campus Misericordiae en la Gran Vigilia de Oración del sábado noche, con las sonrisas y los bailes de todo el mundo, con la certeza de que Dios nos ama a cada uno de nosotros, y con la motivación del Santo Padre de no ser unos jóvenes jubilados, sino gente valiente capaz de seguir a Jesús y transformar el mundo.